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Entre risas.

Escuchaba sus zapatos tocando el cemento cada vez más cerca. —¡Leeentaa!— me gritó ya muy cerca. Me reí a carcajadas y corrí corrí corrí mucho más rápido. Me senté en la banqueta de la esquina, ya no podía más, correr no era lo mío.
Apareció por detrás, hizo agitar aún más mi corazón, que ya estaba intranquilo por correr las veintidós cuadras. Fue cuando puso sus manos en mi cintura —¡Qué no te dije!— y ahí la razón por la que empecé la veloz carrera. Sus cosquillas. Luego de reaccionar, ya me veía tirada en el piso revolcándome de risa y de dolor. —Suéltame por favor— dije ya sin poder más. Me carcajeaba sin control. 
—Te suelto si dices que me quieres— Reí dentro de mi,  ilógico porque ya estaba riendo, y sentí como me sonrojaba, más de lo que ya estaba. —Te quiero— dije entre risas. —Repítelo— Que te quiero dije, déjame ya, por favor.— Me soltó y me dio un beso en la mejilla. Sí, ese beso estaba extra en el juego. No estaba pensado, o por lo menos por mi no, y definitivamente no lo vi venir.
Me paré. —Hasta mañana. — le dije evitando todo tema de conversación. Sonrió arqueando sus labios—Hasta mañana, te quiero.— Arqueé un poco mis labios. Y caminé hacia mi casa, desarreglada, con una expresión en mi rostro que quizás era una sonrisa.